Limpieza y cuidado de los cristales




Limpieza de los cristales

Cuando llega a tus manos un cristal o una piedra, es muy importante lavarlas y purificarlas para eliminar cualquier tipo de negatividad que puedan haber adquirido.


Este procedimiento se puede realizar de diferentes maneras:
  • situando las piedras bajo un chorro de agua corriente (si es una fuente natural mejor) visualizando como la negatividad abandona la piedra;
  • enterrándola varios días en sal marina;
  • llevándolas al mar y envueltas en una red sostenerlas en la rompiente de las olas o
  • dejándolas en un recipiente con agua y sal durante la noche.
Son todas estupendas formas de limpiar y purificar nuestras piedras. No se puede
usar la sal con el ámbar, las esmeraldas, el lapislázuli, el ópalo, la malaquita y las turquesas. La selenita no puede sumergirse mucho tiempo en agua, puesto que al tratarse de una sal puede llegar a disolverse.

Carga y cuidados de nuestros cristales y piedras

Para cargar-recargar los cuarzos y piedras existen también diferentes maneras dependiendo de su composición.
Los cuarzos deben ser expuestos directamente a la luz del Sol con frecuencia siempre que se pueda. La amatista y el cuarzo rosa se pueden poner al Sol pero poco tiempo pues pierden su color. Las turmalinas gustan de sitios oscuros y resguardados. Hay piedras de carácter lunar que se verán beneficiadas si son expuestas a la luz de la Luna en período creciente y en Luna llena. Estas piedras son el cuarzo blanco, la selenita, la amatista, la esmeralda y la piedra de Luna.
Hay que mantener el entorno de las piedras limpio, con velas, incienso y flores frescas siempre que sea posible.
Si una piedra o cristal se rompe o pierde totalmente su poder curativo debido a un exceso de trabajo, no deben despreciarse jamás.
Enterrándolas en nuestro jardín, o en nuestras macetas, no solo ayudaran a las plantas sino que, con el tiempo, pueden ir recuperando su fuerza.
Lo podemos hacer también tirándolas al mar; sobre todo donde haya acantilados.
Se purificarán, se renovarán y el mar las pulirá. Quizás un día la encuentre un niño,
y comenzará de nuevo su beneficiosa labor.