Meditación

La meditación sosiega la mente. Mientras meditamos abrimos el espacio que hay entre el final de un pensamiento y el principio del otro.
La persona que medita no se aleja de los desafíos de la vida, sino que adquiere una mayor claridad en sus percepciones y en su respuesta ante situaciones difíciles. A medida que los patrones cerebrales se hunden en el estado theta, más profundo es el sueño, el meditador experimenta un estado de atención serena; está consciente y alerta. En meditación practicamos ser el observador, no el hacedor. Observamos nuestros pensamientos y permanecemos desapegados, sin alterar en absoluto los patrones de pensamiento. Mantenerse neutral hacia nuestros pensamientos significa que no les proporcionamos energía para que perturben la mente.

Estudios: presión sanguínea
Se han realizado numerosos estudios sobre la meditación, en especial la Meditación Trascendental (MT) que implica meditar con un mantra durante 20 minutos, dos veces al día. En 1996, se llevó a cabo un estudio en California con un grupo de hipertensos. Se descubrió que la MT bajaba notablemente su presión sanguínea. Con la meditación los participantes disminuyeron el riesgo de un ataque cardíaco en un 11% y de embolia en un 8-15%.

Estrés y enfermedades derivadas
Investigadores de la facultad de Harvard utilizaron resonancias magnéticas para controlar la actividad cerebral de los meditadores. Descubrieron que la meditación activa las partes del cerebro que controlan el sistema nervioso autónomo, que gobierna las funciones que no podemos controlar, como la digestión y la presión sanguínea. Como estas funciones se suelen ver afectadas por el estrés, esto podría significar que, al disminuir las descargas de adrenalina (respuesta habitual al estrés), la meditación ayuda a vencer las dolencias relacionadas con el mismo como la hipertensión, problemas cardíacos, asma, insomnio, mala digestión, etc.

Envejecimiento
Se ha demostrado que la meditación retrasa el envejecimiento. Un estudio publicado en The International Journal of Neuroscience descubrió que un grupo de personas de alrededor de 50 años de edad que había practicado meditación trascendental durante 5 años mostraba un decremento de 12 años en su "edad biológica" comparado con grupos de control. En palabras de un practicante experto: "Los meditadores cumplen años, pero no necesariamente envejecen"

Los meditadores sienten que la meditación mejora su calidad de vida y les aporta una conexión con la paz interior. Conectarnos con una energía universal positiva, algo más grande que nosotros. La meditación es una fuente de gran fuerza interior.

Extracto de "El Libro del Yoga", by Christina Brown