Introducción al yoga

A diferencia de lo que muchos creen, el yoga no es un conjunto de ejercicios ni una técnica de meditación. Es un estado mental. El estado yóguico surge cuando la mente se calma. Los pensamientos cesan y no hay distracciones. Al principio se intentaba alcanzar ese estado mental por la meditación, pero durante los dos últimos milenios se han desarrollado otras prácticas que contribuyen a que cuerpo y mente sean receptivos a la experiencia de quietud. De estas prácticas, las asanas (posturas físicas) son las que más asociamos con el yoga en Occidente. La práctica del yoga nos ayuda a pasar de la ansiedad a la relajación, del malestar al bienestar, de la pasión a la compasión.
La palabra yoga viene del sánscrito yuj, que podría traducirse como "centrar el pensamiento", "concentrarse" o "meditación profunda". Todo ello está enfocado a apaciguar los movimientos mentales. De yuj también derivan "unir", "juntar" y "conectar", lo que implica una reintegración, una vuelta al equilibrio. Se suele decir que yoga significa "unión" poque armoniza el cuerpo, la respiración, la mente y el espíritu, pero el yoga también busca la disociación. El espíritu, considerado puro y eterno, se separa del cuerpo físico que lo alberga y su pureza, nunca perdida pero quizá oculta, se recupera.
Puede practicar yoga durante media hora dos veces por semana o bien dejar que vaya impregnando su vida. Cuando se vive conscientemente el momento presente, no existe lugar adonde ir, y cuando penetramos mentalmente ese momento, nuestras preocupaciones desaparecen. Procure estar aquí y ahora. La realidad es que sólo existe el presente. Cualquier otra cosa no es más que una ilusión. El yoga podría ser, en su caso, dar un largo paseo, despacio, ensimismado. Prodría ser una sensación de conexión surgida al mirar una puesta de sol o al estar en contacto con la naturaleza.

Extracto de "El libro del yoga" by Christina Brown